La historia del silencio de Pedro Zarraluki

*Pedro Zarraluki, lamentablemente muerto hace unos meses y con todo y el premio Herralde, había pasado desapercibido para los lectores mexicanos; y fue, quizá, con el otorgamiento del Premio Nadal que sus libros se reeditaron

Rodolfo Mendoza

Para los lectores los nombres de Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Álvaro Pombo, Enrique Vila-Matas, Quim Monzó, Carmen Martín Gaite o Soledad Puértolas son del todo habituales. De ninguna manera son ya las voces más “nuevas” de la narrativa española. Todos ellos han dado a la imprenta una obra sólida que los hace estar en el lugar que tienen. Todos ellos traducidos a varios idiomas. Todos ellos con una bibliografía que rebasa la decena de títulos.

Sin embargo, para los mismos lectores que conocen y se reconocen en las letras contemporáneas de los antes mencionados, también es cierto que otros tantos españoles han llamado su atención. Y me refiero a Miguel Sánchez-Ostiz, Rafael Chirbes, Félix de Azúa, Ignacio Martínez de Pisón, Javier Tomeo, Belén Gopegui, Sergi Pámies, Justo Navarro o Pedro Zarraluki, entre otros. Todos estos son, si no de las voces más jóvenes, sí de las más ambiciosas y arriesgadas.

De los anteriores nos interesa aquí Pedro Zarraluki, quien con La historia del silencio ganara el prestigiado premio Herralde de Novela, premio que han ganado un gran número de escritores laureados entre los que destaco a José Ángel González Sáinz, Marcos Giralt Torrente, Marta Sanz y Mariana Enriquez, por mencionar solo un puñado.

Pedro Zarraluki, lamentablemente muerto hace unos meses y con todo y el premio Herralde, había pasado desapercibido para los lectores mexicanos; y fue, quizá, con el otorgamiento del Premio Nadal que sus libros se reeditaron para consuelo de los que ya lo conocían y sorpresa de los lectores por venir.

La historia del silencio de Pedro Zarraluki es una obra a caballo entre la investigación y la ficción. Es inevitable no pensar en Bartleby y compañía de Enrique Vila-Matas quien precisamente en ese libro “investigaba y ficcionalizaba” sobre los escritores que habían dejado de escribir: que habían guardado silencio.

Pedro Zarraluki nos dice que “Lo que el lector sostiene entre sus manos no es el tratado con el que habíamos soñado, sino más bien la historia de una renuncia”. El narrador y su esposa Irene emprenden la interminable empresa de escribir un libro sobre las maneras del silencio, las ideas sobre el silencio y acaso la naturaleza física del silencio. No saben (sólo el lector lo descubrirá) que el silencio más absoluto, más puro y más insoportable es aquel que nace del fatigoso diálogo entre las personas.

Los “investigadores” del silencio pergeñan ideas sobre el silencio: que si el silencio es aquel ruido que de tanto escucharlo se nos hace imperceptible; que si el silencio es el sonido sordo de los cuerpos amantes; que si de los peces nos viene el oído; que si no reconocer los errores es la manera más infame de guardar silencio.

Para fortuna de aquellos que buscamos el sonido de las letras y el delicioso rumor de las hojas de un libro, La historia del silencio de Pedro Zarraluki viene a ser la música para los oídos más necesitados de historias.

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